Por Ricardo Bustos
Según el Docente y Escritor Gonzalo Santos «Cada vez se reciben profesores más incompetentes». Esto lo sabe bien porque cansado de recibir insultos en los Colegios secundarios del Gran Buenos Aires, decidió cambiar de aire y aplicar su conocimiento en los Institutos de Formación Docente, donde se supone que los alumnos serán los futuros docentes que estarían motivados para aprender.
Le duró poco la ilusión porque encontró la misma indisciplina, el mismo facilismo, la misma confusión entre inclusión y compasión traspasan ya los límites de primaria y secundaria y contaminan la educación terciaria.
Opina el Escritor que tarde o temprano esto iba a suceder por que las generaciones están mal formadas por una escuela secundaria en crisis que ya está llegando a los niveles superiores de enseñanza con todas sus falencias a cuestas.
Según parece, están prohibidos los cupos de alumnos y debe existir la inclusión en las aulas aunque muchos de los alumnos no saben para que asisten a clase.
Dice Santos en su libro «(De)formación docente» que «de todas las idioteces que se cometieron, tal vez la mas grave fué llevar esa falsa inclusión también a los profesorados».
Para Santos «el gran simulacro» es que unos hacen que enseñan y otros que estudian y se confundió inclusión con «facilismo», lo que se llama pedagogía de la compasión.
Buena parte de las estadísticas que existen con respecto al nivel educativo se dan por el sentimiento de culpabilidad del docente por cumplir con «bajadas de línea de los Ministerios».
Víctimas de este simulacro son los supuestos beneficiarios del mismo, porque sólo la educación de calidad, de excelencia, es la que permite borrar las diferencias de cuna, lo contrario es una estafa y el resultado son, como revela el libro de Santos:
Futuros docentes que no pueden presentar un trabajo académico, ignoran que copiar y pegar no equivale a redactar y que en muchos casos ni siquiera tienen una sintaxis y una ortografía mínimamente correctas.
Acusa de toda esta forma de enseñar al Kirchnerismo y en cuanto al gobierno actual es mas que nada una continuidad de la pesada herencia. Lo que cuenta en su nuevo libro Gonzalo Santos, es que a veces hay problemas bastante similares a los que uno tiene en secundaria, incluso de conducta. El trabaja en los primeros años y dice tener problemas aun de ese tipo, de conducta, pero cree que la principal dificultad es cómo llegan los alumnos a los profesorados y a las universidades también; se nota mucho el déficit en la formación secundaria, algo que para el escritor, aunque hay muchas variables, tiene que ver en buena parte con los cambios pedagógicos que se han venido dando en los últimos años, con muy malos resultados.
«Yo doy Taller de Lectura y Escritura y trato de enseñar a escribir textos académicos, a entenderlos, y me encuentro con alumnos que tienen de 30 a 40 errores de ortografía por página, que no escriben con una sintaxis aceptable.»
Debemos entender que son alumnos de Profesorados, futuros docentes, gente que ya está en la carrera para ser docente. Es grave que aspirantes a docentes lleguen a los profesorados con esos déficit. Hace poco hubo un caso muy conocido de una maestra que aprobó a la alumna que no sabía la materia, pero eso que apareció como excepcional es lo que pasa siempre, sólo que no tiene repercusión mediática. Esa no es una forma de ayudar, ayudar sería pedir una prórroga, darle los libros, acompañarla.
A mí me pasó una vez con un chico que tenía que ir a cartonear, no tenía tiempo para estudiar, y en diciembre yo le dije «te ayudo, no te puedo aprobar, vengo fuera de hora incluso»; eso es ayudarlo. Lo otro es hacer caridad para poder dormir tranquilo tal vez, pero no es realmente una ayuda. Y en los profesorados pasa algo parecido. Son tantos los alumnos que llegan y con tantos déficits, que uno invariablemente va bajando el nivel, a veces sin darse cuenta. Se terminan recibiendo de profesores y quizás no tienen las competencias para dar clases.
De todas maneras en los profesorados están los diseños curriculares, que fueron pensados por la pedagogía y son diseños que cada vez tienen menos contenidos específicos, es decir que los docentes transitan la carrera, se reciben y tienen muy pocos conocimientos de la materia o especialidad que eligieron.
Hay mucha presión a veces en las escuelas, los inspectores presionan a los directivos y es una cadena infinita y esas presiones repercuten en el profesor, en el aula, y cuando llega diciembre lo que a veces se escucha es: «decime lo que sepas, no importa el contenido que fuimos viendo en el año», y uno le va arrancando las palabras al alumno y lo termina aprobando. Hay que tratar de no hacerlo.
Yo creo que el gobierno anterior ha confundido la inclusión con facilismo: hizo que los chicos entren al aula y no se ha preocupado mucho en generar un orden, estrategias, coordinación en el equipo docente para lograr aprendizajes. Los puso en el aula, lo que está muy bien. Es un avance, pero después no hubo aprendizajes significativos. Sobre todo en las escuelas públicas del gran buenos Aires.
Y por lo que me cuentan en otras provincias ha pasado algo similar. Se profundizó algo que ya estaba. Yo tuve un curso en un profesorado donde pedí un trabajo práctico y todas las alumnas se copiaron de Internet. Y no entendían que estaba mal. Yo les decía que no está mal citar de Internet pero hay que citar, armar un texto, poner la bibliografía y no lo entendían. Y como esa hay otras prácticas malas que están naturalizadas y que se arrastran a los profesorados y a las universidades también.
Lo que pasa es que en las universidades se trabaja en grupos de menos alumnos y eso es una ventaja. En el profesorado en algunos cursos tengo 70 alumnos. En total ahora entre todos los cursos debo tener 350 alumnos y en un taller de escritura se hace muy difícil seguir a todos y corregir todo el tiempo como debería ser.
Al consultarle sobre el rol de los Sindicatos en esta problemática, Santos responde que lo que se discute es el sueldo, la paritaria, lo que es lógico con la inflación que hay, pero tendrían que haber discutido estas otras cosas también. Las condiciones de trabajo poco dignas, ¿cuándo las discutieron? Y si las discutieron, nosotros no nos enteramos, porque no hubo cambios en esa dirección.
El tema de la infraestructura, ¿quién reclamó por eso? Hubo reclamos muy tibios y las escuelas se caen a pedazos en provincia y eso no se reclamó. ¿Y por el constante empobrecimiento de los contenidos?, ¿Por la falta de rigor en la enseñanza?, ¿de disciplina? De eso no hablan jamás los sindicatos.
Gonzalo Santos es profesor de lengua y literatura y actualmente está terminando una diplomatura en ciencias del lenguaje. Trabaja como docente en escuelas secundarias del Gran Buenos Aires y en distintos profesorados, donde tiene a cargo talleres de lectura y escritura académica.
Durante un tiempo también se desempeñó como ayudante en la cátedra de Semiología del CBC. Publicó algunos cuentos y ensayos en revistas literarias y culturales, así como en la antología Grageas 2: más de cien cuentos breves hispanoamericanos, compilada por Sergio Gaut Vel Hartman. En las escuelas: una excursión a los colegios públicos del GBA es su primer libro. (fuente infobae).
Nora Barrionuevo analizando la nota expresó que la caída del nivel de exigencia comenzó en 1983, exigir era ser dictador!! de derecha!! y luego la universidad fue copada por los profesionales que venían de Ciencias de la Educación un HORROR con una psicología de Para Ti o de doña Rosa y luego llegaron los populistas con la ex-Ministra de Educación Decibe y compañía y así nos va La formación docente que bajó desde el ministerio y estaba dictada por incompetentes que solo cobraban y así todo No saben escribir ni hablar ni leer en ningún nivel.
Como estos comentarios existen miles en las redes sociales y según parece los funcionarios del área educativa leen los títulos de la política y no los que realmente importan a la sociedad en su conjunto.
«Lo que de raíz se aprende nunca del todo se olvida». Seneca (2 AC-65) Filósofo latino.
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556